La cuenta corriente es uno de los productos financieros más utilizados en México y en el mundo. Su flexibilidad permite depositar, retirar y transferir dinero de manera inmediata, lo que la convierte en una herramienta esencial para la gestión diaria del dinero.
Se trata de un contrato entre una entidad financiera y una persona física o moral, que autoriza al titular a depositar dinero y disponer de él en cualquier momento. El acceso puede hacerse a través de:
En macroeconomía, la cuenta corriente es un componente clave de la balanza de pagos de un país. Registra las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, así como ingresos y transferencias con el resto del mundo.
El saldo puede ser:
La cuenta corriente tiene un doble papel: a nivel individual, permite administrar el dinero con rapidez y seguridad; y a nivel macroeconómico, refleja la posición financiera de un país frente al mundo. Conocer sus ventajas, limitaciones y alcance ayuda tanto a los usuarios como a los responsables de política económica a tomar mejores decisiones.
La cuenta corriente permite usar el dinero de forma inmediata para pagos y transferencias, mientras que la cuenta de ahorro está diseñada para generar intereses sobre el saldo guardado.
No, normalmente no genera intereses. Su principal función es la liquidez, no el ahorro.
Generalmente necesitas una identificación oficial vigente, comprobante de domicilio y, en algunos casos, un depósito inicial mínimo. Los requisitos exactos dependen de cada banco.
Los sobregiros pueden generar comisiones e intereses adicionales, además de afectar tu historial crediticio si no se regularizan.
Significa que el país gasta más de lo que produce en bienes, servicios e ingresos, por lo que necesita financiamiento externo para cubrir esa diferencia.
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